A los Italianos que construyen “La Ciudad del Fin del Mundo” en Xul no les agradan las visitas y sólo se sienten algo cómodos con quienes están a su servicio / “Son buenas personas y vienen en son de paz, pero se aíslan un tanto del mundo porque se sienten agredidos”, afirma un lugareño, Alberto Beh, a POR ESTO!
Un velo de misterio rodea la mini ciudad que un grupo de italianos construye en terrenos de un ex rancho ganadero ubicado a siete kilómetros de Xul, camino a Yaxachén, Municipio de Oxkutzcab, sitio al que vecinos de la zona relacionan con la presunta profecía maya del fin de los tiempos para el 21 de diciembre del 2012.
Ayer, reporteros de POR ESTO! acudieron a ese lugar y aunque pudieron introducirse a la propiedad, luego de pasar una primera reja de acceso, al llegar al sitio donde se construye el complejo, aproximadamente a un kilómetro de la entrada principal, ya no pudieron avanzar más debido a que un hombre de elevada estatura, que vestía camisa azul, pantalón caqui, con lentes y sombrero, en tono amable, pero cortante, les indicó que no se podía pasar al interior de la mini ciudad, ni mucho menos tomar fotos.
Cuando se le indicó que nuestro interés era exclusivamente periodístico, el sujeto intercambió palabras en italiano con unas mujeres que lo acompañaban en el interior de un vehículo, quienes le indicaron que lo mejor era no dar entrevistas.
“Sólo queremos saber qué tecnología usan para hacer producir la tierra, por ejemplo, pues sería interesante que se conociera y, por qué no, compartir esa técnica con los descendientes de los mayas de ahora que laboran la tierra por estos rumbos”, se le precisó.
Con tono seco, el extranjero masculló: “Sólo levantamos piedras y sembramos, así producimos”
El italiano, que parecía incómodo por la presencia de los representantes de POR ESTO!, al igual que sus acompañantes, casi de inmediato nos invitó a salir de su propiedad diciendo: “pero ya se van, ¿verdad? Saben el camino”. Antes le pidió el número del celular a uno de los reporteros y dijo que tal vez podría hablar.
Desde antes de visitar “Las Águilas”, como se llama el complejo, vecinos de Xul advirtieron a los periodistas que a los italianos no les agradan las visitas y sólo se sienten algo cómodos con quienes están a su servicio, personas provenientes de la comisaría de Xul y de pueblos vecinos, como Yaxachén, Xcobenhaltún y Kankab.
En Xul todo mundo sabe que algo sucede en “Las Águilas” y así como hay gente que aún se asombra con el supuesto fin de los tiempos y que su comunidad será escenario principal de este acontecimiento, lo cierto es que también hay gente que se ríe cuando oye hablar del tema.
“Je’ela, el mundo no se va a acabar, los que nos vamos a acabar somos nosotros”, dijo un hombre que tercio de leña al hombro caminaba a la entrada de esa poblado proveniente de la Cooperativa, cuando los representantes de esta casa editorial le preguntaron sobre el asunto.
Dos mujeres, cerca de la sede del palacio, una catrina y otra vestida con el traje regional, al intercambiar palabras en lengua maya con los reporteros dijeron que han oído de esos rumores, pero que a ciencia cierta nadie sabe nada.
Una de ellas, quien aseguró haber trabajado una temporada para los extranjeros, dijo que el interior del complejo “es como ir a los Estados Unidos, todo está bonito y lujoso”.
La mujer precisó que en “Las Águilas” los extranjeros cuentan con todo para no salir al mundo exterior, elaboran sus propios alimentos y tienen grandes bodegas.
Edificado en el punto central de un conjunto de más de 800 hectáreas, el complejo alberga decenas de casas, laguna artificial, pórticos de acceso e instalaciones para la producción de energía solar.
El terreno, que fuera propiedad de Mateo Granados, quien lo utilizara como rancho, fue adquirido por los italianos en 3 millones de pesos; colinda con terrenos de Santa Rita, Kaxil-Kiuic, Xul y Xconbenhaltún.
De hecho, en este último poblado, distante a dos kilómetros de la mini ciudad, Alberto Beh, cuyo predio en ese poblado colinda precisamente con la cerca perimetral de esa enorme propiedad, dijo que fue testigo de la construcción de casas en “Las Aguilas” y que le parecieron raras dos cosas.
La primera, según narró, fue que en una ocasión llegó al sitio un hombre al que señalaban como “científico”, quien les ordenó a los albañiles elaborar varios dados con el mismo material con el que colaron los gruesos techos de las casas, pues la intención era someterlos a pruebas de calor para verificar su resistencia al fuego abrasador.
Explicó que se hicieron pruebas con los dados, como de 20 ó 25 centímetros por lado, y hasta que soportaron más de una hora en el fuego, sin sufrir daños, se procedió con la construcción de la obra.
La segunda cosa que le llamó la atención fueron las gruesas paredes de las casas de al menos un metro de espesor. Las paredes se diseñaron levantando dos muros y dejando un vacío entre ambos, que luego fue rellenado con diversos materiales, entre ellos sascab y llantas viejas.
Según escuchó decir, el objeto de tal construcción era asegurar el total aislamiento del exterior en caso de temperaturas extremas.
El informante, quien trabajó de plomero, junto a un grupo de hombres de igual oficio provenientes del municipio de Mama, dijo que a todos ellos les pagaban muy bien, y que todo el tiempo que estuvo ahí pudo notar que los italianos eran hombres muy acaudalados.
En “Las Águilas” todo es lujo, y lo que no se tiene a la mano de inmediato se obtiene a fuerza de dinero; por ejemplo están perforados o en proceso de serlo, cuatro pozos profundos para proveer de agua a las casas y sus habitantes, además está en marcha la construcción de un jardín botánico, así como una plantación que contendrá una muestra de los árboles de la región, según confió a los reporteros un hombre que trabaja en ese lugar.
“No sé qué religión practiquen, pero a algunos de los que ahí van los he visto orar hincados junto a los árboles, además de que tienen un hombre que es como su guía y visten de blanco en fechas especiales”, dijo
Explicó el sujeto que se construyen más casas, todas ellas similares, y que los italianos tienen doble nacionalidad o llegan como turistas; muchos de ellos provienen de la zona norte de la península itálica, la región más rica de ese país mediterráneo.
Actualmente viven en el complejo al menos seis familias, guiados por “Carolina” y “Roberto”, a quienes identificó como “los jefes”. “Carolina” es de origen mexicano.
Dijo que los italianos tienen casas en Mérida, Cancún y un predio en terrenos aledaños a la zona arqueológica de Ek Balam, al oriente del Estado.
El informante, quien aseguró que los extranjeros son buenas personas y vienen en son de paz, se aíslan un tanto del mundo porque se sienten agredidos.
Explicó que en menos de un mes ya les cayeron soldados del Ejército Mexicano, quienes catearon la propiedad. y tuvieron un agrio enfrentamiento con un “gringo” que entró a la propiedad a tomar fotos sin permiso y que fue sacado casi a la fuerza. Antes, empleados del Inegi pretendieron censar a los habitantes del lugar, pero los italianos se negaron.
Sin embargo, para el comisario municipal, Santos Mario Tzek Ávila, quien presenció el episodio del “gringo”, a quien identificó como “Elliot”, pese a que se dice que los habitantes de “Las Águilas” son buenas personas, él tiene su opinión y dice que son como los conquistadores españoles, “sólo les servimos para hacerles los mandados, para lavarles las ollas donde comen; no creo sean capaces de regalar un vaso de agua o un refresco; sólo tienen algo de confianza con la gente que trabaja con ellos, pero no con todos”.
El comisario, a quien entrevistamos en su domicilio a la entrada de Xul, dice que los habitantes del complejo rara vez van al poblado y cuando lo hacen se mantienen el menor tiempo posible.
“Creo que nos les gusta acercarse con nosotros”, concluyó.
Fuente: POR ESTO! Yucatán
No hay comentarios:
Publicar un comentario